miércoles, 25 de junio de 2014

Sin perdón

Y ya no sueño, 
ni despierta ni dormida, 
que siempre vienen 
los fantasmas 
con sus imágenes de los días mejores, 
a recordarme dónde, 
cómo 
y cuándo la cagué. 
Por completo. 
Lo admito. 

Culpable.

Pero he pagado la condena, 
todas y cada una de las penas, 
cada oración, de cada penitencia. 

Y aún no me he perdonado, y 
esa es sin duda la más difícil 
de las absoluciones, 
la propia. 

Somos de una crueldad 
intolerable con nosotros mismos, 
nos exigimos el máximo 
con cero margen de error, 
cero fallos, 
por tanto, 
cero probabilidades de éxito.

N*

martes, 17 de junio de 2014

No voy a cambiar, hoy no

Sigo tomando el café con leche muy corto de café. ¿Te acuerdas? Y cada día voy a peor, cada vez me pongo más histérica cuando no traen lo que pido, y digo yo, ¿qué les cuesta joder?  Me acuerdo que te reías y siempre me decías que eso ni era café ni era leche, que no era nada. Y yo te escuchaba mientras removía la sacarina. Sí, siempre sacarina.

Sigo bebiendo ginebra, a veces con tónica, para a ver si por arte de magia aparece aquel gin-tonic prometido, aquella noche de pizza y alcohol. Sigo esperando.

Sigo teniendo problemas, y ahora no los guardo en un segundo plano para escucharte a ti. Hace tanto que no te escucho que no sé si habré olvidado tu voz. Y no lo echo de menos. No sé qué día pasó, pero de repente me di cuenta que ya no te necesitaba. Que ya no dolía sonreír. Y no he dejado de hacerlo desde entonces.

Sigo buscando un mundo mejor, las utopías no se han ido de mis sueños, y cada día las veo más cerca y a la vez más imposibles, no sabría explicarlo.

He empezado a olvidar de que hablábamos cuando hablábamos, juro que intento hacer memoria y recuerdo cosas, pero pocas, difusas, como si hubieran pasado muchos años, incluso vidas desde todo aquello. Y me jode, quisiera recordar todo, por lo de no cometer los mismos errores dos veces. Y me alegro, recrearse en el pasado siempre es una puta mierda.

Me sigue dando vértigo la muerte, las caídas sin fondo, los precipicios eternos y la felicidad. Pero cada vez me gusta más la adrenalina. Cada día necesito más mi dosis de locura. Mi rincón de irrealidad. Mis sonrisas a desconocidos. Las miradas que desnudan en el metro. Que alguien te roce la mano y ni siquiera mire atrás.

Y aún me voy tarde a dormir, me sigue gustando trasnochar, me sigue gustando perder las horas de sueño en compañía, incluso en la distancia. Y por las mañanas el sueño me mata, pero no voy a cambiar, hoy no.

Mañana, quizá tampoco.

N*

lunes, 16 de junio de 2014

Si vas a volver

Si vas a volver que no sea en son de paz. Tiempos de calma son los que sobran por aquí. Echamos de menos las guerras donde vencedores o vencidos, siempre, acababan bien. Y las reconciliaciones que nos hicieron recorrer el mundo bajo sábanas, con ventanas de par en par y la noche colándose en la habitación.

Si vas a volver que sea para quedarte. Otra huida acabaría conmigo. No hay corazón que pueda resistir verte marchar otra vez, o peor, desaparecer.

Si vas a volver ven con la risa puesta, que esta vez soy yo quien necesita ser animada, soy yo quien tiene falta de tonterías para no pensar, para dejar de llorar. Aun siendo egoísta esta vez no te toca a ti ser el centro de esto, ni de nada. No es que busque que te quedes bajo mi sombra, sino que me eleves al sitio donde me pertenece, donde un día me conociste, ¿te acuerdas? Hace ya mucho que no estoy ahí. 233 días exactamente y no, no es ninguna coincidencia.

Si vas a volver ten cuidado por donde pisas, está todo en construcción, en renovación de sentimientos, en búsqueda de ego y autoestima, en reconocimiento de sonrisas al espejo, en intento de provocar chispas que iluminen miradas. Así estamos.

Si vas a volver, hazlo con paciencia, no sé el tiempo que tardaré en reírme como solía hacerlo, ni en dejarme llevar a donde sea, y como sea.

Si vas a volver ven con la lección aprendida. Ya se ha terminado la época de aprendizaje, hemos tenido demasiado tiempo para ello. Y aún así.

Si vas a volver, vuelve.

Pero si no vas a volver, al menos vete.

N*

domingo, 15 de junio de 2014

Casino

Querer es  un lujo como otro cualquiera, 
que no todos se lo pueden permitir, 
que cada día cotiza más alto en la bolsa de valores, 
de los pocos que quedan. 

Pero acabarás apostando 
todo al mismo número, 
rojo o negro, 
par o impar. 
Y a base de apostar y de perderlo todo,
de deber hasta el aire que respiras, 
un día, un día es tu noche 
de suerte 
y bingo, 
has ganado. 

Ahora de ti depende si piensas 
invertir el premio o 
fundírtelo en una noche, 
tampoco sabes cuál será la opción correcta. 

Y mejor.

N*

jueves, 12 de junio de 2014

Transiciones necesarias

Nunca alcanzarás la gloria sin haber mordido algo de polvo, sin haber descendido a lo más profundo del infierno, sin haber conocido la cara más amarga de la vida. Y entonces, ¿qué? Entonces, enhorabuena, estás preparado para sobrevivir a lo que sea, al mayor de los ciclones, a la más fuerte de las tormentas, al más cruel de los temporales. Y sobrevivirás, y sonreirás cada vez que seas consciente de que nuevamente te has salvado, con ayuda o sin ella, no infravaloremos el mérito propio, por muchas manos que se te tiendan y mucha gente que te sujete, de ti depende el volver arriba, dejar de hundirte, flotar otra vez.

Y lo has conseguido, lo hemos conseguido. Eso nos da el derecho, mejor dicho, nos da la obligación de que de aquí en adelante vivamos, siempre al límite, siempre arriba, los malos días serán descansos a las comisuras de los labios cansados de tanto reír, serán transiciones entre un buen momento y otro.

Transiciones necesarias.

N*

miércoles, 11 de junio de 2014

Respiramos

Sigo creyendo en los sueños,
a pesar de todo y de todos, 
y así nos va, cada día cuesta más despertar y
 por las noches nadie quiere dormir. 

Vivir ya es una de esas utopías de las que nos hablaban años atrás, 
respirar se parece más a lo que hacemos,
 automáticamente, 
eso del instinto de supervivencia. 

Y el corazón bombea a ritmo, sin sobresaltos, 
sin nada que lo saque de la secuencia armoniosa, 
bum, bum, bum, bum…y suma y sigue. 

Suma segundos de reloj, movimientos 
casi imperceptibles del segundero, 
agujas de reloj puntiagudas que se clavan
igual que las demás. 

La esperanza quedó como concepto filosófico que tan sólo unos locos 
recuerdan de vez en cuando, 
en reuniones clandestinas, 
prohibidas. 

No se permite la divulgación de la felicidad, 
nada que haga que la gente se levante y tenga algo
 por lo que ir más allá de lo estipulado, 
nada por lo que salirse del camino sea una opción, 
nada de incentivos para ser libres, autónomos… 
nada que haga peligrar el sistema impuesto. 

No sabemos si somos felices,
 no nos hacemos preguntas, por si acaso la respuesta no nos gusta,
que nada nos moleste
ni nos atormente. 

Que nada duela. Y como no duele seguimos dudando de si estamos vivos. 
Respiramos, eso sí. 
Vivir, 
vivir es otra cosa.

N*

martes, 10 de junio de 2014

Inventario

Tenemos muy poca memoria, 
olvidamos con la facilidad 
con la que el viento cambia de dirección. 
Pero el destino 
es caprichoso y tiene un 
extraño sentido del humor, y 
todo vuelve, 
sin ser ello el karma, ni nada por el estilo, 
es sólo la vida.
Las decisiones que tomamos, 
las mentiras que decimos, 
los errores que cometemos, 
aquello que mostramos y sobre todo, 
aquello que escondemos, 
todo, 
pasa por caja algún día.

Y ya estoy esperando que llegue el día de hacer inventario.

N*

miércoles, 4 de junio de 2014

Tengo una lista de deseos infinita

Tengo una lista de deseos infinita 
frente a la de metas conseguidas, 
en blanco. 
Siento nostalgia de cuando 
soñar era gratis, que no os engañen, 
sale caro soñar, 
sale caro cada mañana salir a la realidad y 
descubrir que los sueños no están 
ni siquiera cerca 
de ser reales, de ser cumplidos.

Hay kilómetros insalvables cuando te sientas junto a mí, 
y eso duele 
más que mil cuchillos clavándose. 
Mucho más.

Sigo mirando las caras de la gente 
en los autobuses, no sé, a veces 
algo me dice que vas a estar ahí, 
sonriendo, 
con chocolate y me dirás eso 
de “Nere, tranquila, que ya pasó”, 
pero no, ni estás ni pasa. 
O sí, sí pasa el tiempo 
y no llegamos a ningún sitio, a tiempo. 
Siempre a deshora, siempre tarde. 
Tarde a mi propia vida. 
Como si lo viera desde fuera, 
como entrar en el cine 
cuando ya ha empezado la película, 
te enteras, pero sabes 
que te has perdido algo, 
algún detalle que al final 
acaba por ser importante.

Tarde 
como si los relojes fueran contra mí, 
como si los segundos pasaran más rápido 
cuando necesito tiempo, 
como si todos los semáforos 
de todas las ciudades del mundo 
se pusieran en rojo cuando llego, 
como cuando sueñas que 
quieres correr 
y no te mueves. Igual.

Tengo una lista de deseos infinita, 
pero se podría resumir en uno sólo.

N*
Borro cada noche los recuerdos del día,
reseteo.

Si no, tiendo a recrearme en las cosas una y otra vez, releer, recordar,
y resentir. Para bien y para mal.

Pero aprendimos que el viento sopla cada día en una dirección y tú eres veleta.
Veleta cambiante, veleta imparable.

Por eso ahora no vivo de recuerdos,
vivo de presentes, incluso los que no son regalos y los moldeo, lo intento al menos.
Y no se me está dando tan mal.

Miro orgullosa a donde hemos llegado, lo echo de menos, claro que si joder, yo siempre fui la que más disfrutaba con todo esto,
pero también la que más sufría. Y ya no.

Ya basta de juegos peligrosos que nos llevan al límite, límite que me saltaría cada vez que bebo de más y pienso de menos, que siempre acaban mal. Que no, que ya no.

Día nuevo, recuerdos nuevos.

domingo, 1 de junio de 2014

1 de junio

Ahora las sonrisas son de papel, 
del fotográfico concretamente, 
y las felicitaciones ya no son, 
ni siquiera llevan besos, 
ni alegría. 
Mucho menos alegría.

Pero la memoria no falla, 
no hay gin-tonics que borren los números del calendario, 
ni los recuerdos pasados.
No hay gente suficiente que llene el vacío 
que nunca se va, 
pero que en días como hoy se agranda, 
que tontería,
las ausencias son ausencias siempre.
Pero joder como duele. 

No hay tarta, ni velas, 
ni aire que las apague.
No hay quien sople, y aquí no queda aliento, 
no hoy.

Al final es dejar pasar las 24 horas. No soluciona nada, 
pero al menos mañana 
ya no es hoy.

N*