lunes, 27 de abril de 2015

Hoy no me levanto.


Ha amanecido gris, lloviendo
y tras los cristales, más de lo mismo.
Algunos días me levanto con el pie izquierdo,
otros, ni siquiera me levanto.

He renunciado a sonreír por no mentirme ya a primera hora
frente al espejo.
No me pido perdón, porque no me arrepiento,
ni de los años, ni de los daños.
Levanto las postillas, por si vuelve a sangrar.
Yo no meto el dedo en la llaga, yo soy quién hace la llaga.
A propósito.
Por necesidad.

Está lloviendo y no me muevo, dejo que me moje,
que me cale hasta adentro, a ver si así se va el humo
y consigo ver y respirar aire puro, otra vez,
aunque hace tanto que ya se me ha olvidado.

No juego por maldad, ni por interés.
Juego por adicción a la derrota, por morder el polvo,
por ver la meta cada vez más lejos
y el abismo cada vez más mío.

No salto con la soga al cuello porque sería fácil
y tendré todas las virtudes que me busques
que no son, pero si todos los defectos,
pero fácil no he hecho ni siquiera desaparecer.

Mujer invisible con imposibilidad de pasar desapercibida.
La ironía de mi vida.

He visto las últimas fotos,
ya no salgo con cara triste, ni con lágrimas en los ojos,
ni escondida tras las ojeras.
Ya no salgo.
Y mucho más fácil.
Pero sigo estando, eso no lo olvido.

N*

miércoles, 22 de abril de 2015

La del pirata cojo.


Yo siempre fui de las que soñé mucho,
pero viví poco.
Y así hasta ahora.
De las que construyó muros con todos sus miedos
y no encontró la fuerza de derribarlos.

He abierto la ventana y ha entrado el aire,
ahora parece más primavera.
He cambiado las sábanas y con ellas
parece haberse ido un poco ese olor a soledad.

El invierno se fue desagüe abajo con esa última taza,
la que rebosaba culpabilidad, pero que no me tragué.
Al fin.
La penitencia incumplida de unos pecados no cometidos,
la redención innecesaria de un delito inexistente.

Yo no sabía que después de las tormentas venía esta calma,
no sabía que pasaba cuando caías derrotada.
Ni cuando resultabas vencedora.
No sabía que pasaba, porque nunca antes había ido a la guerra.

Pero ahora quiero más.
Aunque duela.
Aunque aún sangren las heridas de los pies
resultado de caminar sobre cristales rotos
que cortan como los recuerdos cuando cierras los ojos.

Las reconstrucciones de los paraísos llevan un tiempo,
pero yo no tengo paciencia. Lo asumo.
Ahora me angustian los mares en calma y no lo entiendo.
O sí.
No voy a esperar que vuelva a llover para provocar tormenta.

N*

lunes, 13 de abril de 2015

11:36 de un lunes que sabe a domingo


"Sin ninguna fe ya en los milagros, 
O todavía." 
Escandar Algeet
Un día dijo de quedarse y no me atreví a decir que no,
y ahora que creo que ya no sé soñar si no es con él
ha descubierto sus alas y sueña con vuelos lejos de mi cielo
planeando sobre orillas y mares que ya no soy yo.

El café sigue sin hacerse y sigo sin desayunar.
Comer cualquier cosa ya no tiene la misma gracia.
Vomitar la tristeza me está costando más de lo que creía,
con lo fácil que fue deshacerse de toda la mierda cuando éramos dos.

Nunca pedí contrato ni explicaciones, porque no quería saber nada
no quería confirmaciones de una respuesta que ahora sé que no me gustaba.
Y con la misma libertad que vino, se fue.

Y nadie pudo decir ni hacer nada al respecto.
Esa libertad que enarbolamos en banderas progresistas
hoy nos deja el corazón vacío y la nevera llena de reproches
que ya nadie calienta para cenar. Tendré que ocuparme de ellos.

Quizá cuando la escarcha se vaya y las ventanas dejen entrar la luz
y vuelva a respirar sin ayuda.
Y admita y asuma que no soy lo que digo y que hago lo que hago
por miedo a no ser suficiente con lo que soy.

Quizá entonces me mire al espejo y descubra que tras estas ojeras
siguen estando los ojos que un día miraban el mundo con ilusión
y con la inocencia que tienes cuando crees que en añicos sólo se rompen
las cosas de cristal. Y descubres que no.

Se están yendo las nubes y parece que ya se ve algo del azul del cielo,
quizás la calma vuelva tras la tempestad silenciosa que me arrastraba,
más abajo cada vez.

Han llamado a la puerta.
No es ÉL.
Todavía.
N*