lunes, 27 de abril de 2015

Hoy no me levanto.


Ha amanecido gris, lloviendo
y tras los cristales, más de lo mismo.
Algunos días me levanto con el pie izquierdo,
otros, ni siquiera me levanto.

He renunciado a sonreír por no mentirme ya a primera hora
frente al espejo.
No me pido perdón, porque no me arrepiento,
ni de los años, ni de los daños.
Levanto las postillas, por si vuelve a sangrar.
Yo no meto el dedo en la llaga, yo soy quién hace la llaga.
A propósito.
Por necesidad.

Está lloviendo y no me muevo, dejo que me moje,
que me cale hasta adentro, a ver si así se va el humo
y consigo ver y respirar aire puro, otra vez,
aunque hace tanto que ya se me ha olvidado.

No juego por maldad, ni por interés.
Juego por adicción a la derrota, por morder el polvo,
por ver la meta cada vez más lejos
y el abismo cada vez más mío.

No salto con la soga al cuello porque sería fácil
y tendré todas las virtudes que me busques
que no son, pero si todos los defectos,
pero fácil no he hecho ni siquiera desaparecer.

Mujer invisible con imposibilidad de pasar desapercibida.
La ironía de mi vida.

He visto las últimas fotos,
ya no salgo con cara triste, ni con lágrimas en los ojos,
ni escondida tras las ojeras.
Ya no salgo.
Y mucho más fácil.
Pero sigo estando, eso no lo olvido.

N*

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