martes, 31 de marzo de 2015

Todas las monedas tienen dos caras, todas las caras buscan una moneda.


Yo no es que haya perdido la fe,
es que he visto demasiada gente caer
y no tener fuerzas para volver a levantarse.
He sujetado ya demasiados cuerpos inertes
que sólo querían dejarse arrastrar por una corriente
que no desembocaba precisamente en el mar.

Si yo cuando miro arriba sigo viendo el cielo
y me sigo sintiendo orgullosa de por dónde pisan mis pies.
Tan sólo es esa chispa de incertidumbre que hemos convertido en miedo.

Y vendas tapando ojos que no quieren ni pueden ver más allá.
Mentes ágiles buscando atajos ilegales, descansos placenteros
a base de ciegos confiados que no sueltan la goma ni aún después de sentirla en toda la cara.

Sigo saltando cuando camino, pero he dejado tanto peso sobre los hombros,
que en tierras fangosas sólo queda hundirme,
aun luchando contra ello, cómo aquel que pretende nadar a contracorriente.

Me duelen las manos de sujetarme arriba y ya las sonrisas no ejercen de cuerdas,
a veces tan sólo son sogas que invitan a saltar.
Al vacío.

Los mismos brazos que te abrazan son aquellos que te tiran al suelo,
que te rompen en pedazos minúsculos, irrecuperables.

Lo he llenado todo de espejos,
sé que veré todo lo que no me gusta,
pero me obligo así a sonreír más.
 
N*

2 comentarios:

  1. Holi! Me ha encantado. Lo importante es concentrarse en lo bueno. Un beso, te sigo!

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